Descripción
Edición física del número 12 de la revista Oblivious
(Junio 2025)
«If everyone fought for their own convictions there would be no war.»
Siempre se ha dicho que mientras uno viva estará sometido a ser presa del arrepentimiento, de todas esas cosas que querríamos haber hecho de manera diferente…Sin embargo, ¿qué pasa cuándo realmente entramos en guerra por aquello que queremos cambiar? La guerra se expande, hace daño y deja secuelas. Siempre asusta. Siempre hace desaparecer. Siempre crea arrepentidos. Pero, sobre todo, siempre rompe. Rompe con lo establecido. Rompe en pos de un cambio que, a veces, nunca parece llegar. Rompe más allá del plano de lo físico, rompe conciencias e ideales. Rompe y rasga más allá de las páginas de un libro. Rompe el alma antes de regenerar.
«Just know that if you hide, it doesn’t go away»
Hablamos de guerra como si habláramos de conflicto. Como si los sentimientos más profundos y humanos estuvieran manchados de sangre desde el primer momento en el que aprendemos a sentir. Como si el conflicto fuera creador, a la vez que destructor, de emociones y de ideales. De cómo el conflicto inspira el arrepentimiento al igual que inspira la disrupción. No pueden existir el uno sin el otro. El arrepentido busca crear, perseguido por un sentimiento que no puede desaparecer. Y la disrupción busca gritar y romper de las formas más viscerales para mostrar que hay sentimientos que no se pueden esconder. La guerra crea y destruye, rompe y permanece, acoge el arrepentimiento y acoge la disrupción. La guerra somos nosotros. Nosotros estamos en guerra.